Hace un par de semanas, la industria musical nacional se vio impactada por una ola de denuncias contra Tito Fernández, alias ‘el Temucano’, por abuso sexual.
«Me obligó a jurar tener siete encuentros sexuales más con él en ese lugar (un motel de calle Toesca), amenazándome en todo tiempo con aplicar castigos si decidía desobedecerlo o relatar lo sucedido», fue parte de uno de los testimonios entregados por una de las mujeres afectadas.
Pero hace poco, se publicó un reportaje en The Clinic, el que detalla algunas prácticas que se daban en Tallis, la logia secreta del músico, que operó desde 2010 y donde él se hacía ver como un maestro.
La investigación periodística señala que ‘el Temucano’ inducía a sus miembros a realizar sacrificios sexuales con tal «de que pudiera mantenerse brillando como una luz para el mundo”.
Contexto en que diversas víctimas señalaron al medio antes mencionado que Fernández decía ser un «ser intocable». Agregando que “sentía que por contárselo, él prendía una vela y me iba bien. Yo lo quise un montón, como un padre, como mi maestro. Entendía que lo que pasó había sido un sacrificio espiritual y, después de eso, se convirtió en mi Tata, mi padre ausente”, dijo una de las mujeres.
Mientras que otra admitió que tenía tan idealizado a Tito Fernández, que en cuanto se cuestionó su labor en Tallis, no prestó mayor atención. “Me dice que el trabajo consistía en que yo tenía que entregarle mi energía sexual al maestro. Recuerdo que sentí un frío enorme en mi cuerpo, pero no podía demostrarlo: ¡Él era el maestro!”, expresaron las fuentes.
«Él quería que yo, por ser bailarina, me sacara la ropa de algún modo sexy y a mí no me salía. No podía actuar. Y me violó. No tuvo ni un cuidado, ni un gesto cariñoso. Para él, nosotras éramos esclavas sexuales, nada más», reveló otra víctima.
Finalmente, en siete ocasiones, estas mujeres debían tener relaciones sexuales con el hombre de 75 años, ya que así podían quedar unidas con el «cordón azul» y el «traspaso de energía», que era la posterior cita una vez que entraban a Tallis. Esto se realizaba en un motel ubicado en Ejército con Toesca.
«Siempre tenía la duda de si lo estaba culpando sin razón, o si en verdad el viejo era malo y turbio. La cuarta vez le dije, con mucho respeto, que no tenía ganas de ir, que cumplir con ese compromiso para mí no era agradable. Me respondió que ese encuentro tenía que ocurrir, porque ya estábamos ahí, que la cuarta vez era la más importante, porque sellaba la unión con el cordón azul», expresó la tercera denunciante en el reportaje que ha generado gran impacto en los medios.