Son varios los rostros del espectáculo nacional que se han declarado amantes de los animales, y una conocida doglover es Kika Silva, quien mantiene una estrecha relación con su bullldog francés llamado Gin.
El perrito acompaña a su dueña para todos lados, pero no es la primera mascota en ocupar su corazón, pues antes de él, la ex reina del Festival de Viña tuvo una pequeña cerdita llamada Roxy, regalo que su ex compañero de labores, Nacho Pop, le hizo en 2017 por su cumpleaños.
Aunque vivió con ella en su departamento, tiempo después las necesidades de espacio de la ‘mini pig’ llevaron a Francisca a decidir su traslado a una parcela. Allí se desenvolvió feliz, hasta que fue atacada por un perro que ingresó al lugar, falleciendo por sus graves lesiones y dejando a la modelo con una enorme tristeza.
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Pero este fin de semana la rubia le dio la bienvenida a una nueva y particular integrante a su familia: Matilda, otra chanchita que llegó a ganarse el cariño no solo de Kika, sino también de sus seguidores de Instagram.
Esta vez, el obsequio vino de parte de Vasco Moulián. «Con el Benja (su pololo) queríamos tener un cerdito en nuestra casa, y por esas casualidades me llama Vasco y me dice que tiene a Matilda, que si la quiero cuidar. Obvio aceptamos», contó Silva al diario La Cuarta.
La pequeña, a diferencia de Roxy, no necesita tantos cuidados específicos, tal como lo contó la propia modelo. «Es casi igual que un perrito, solamente tiene su comida especial», explicó Kika, quien confesó además que su nueva mascota tiene su propia cama y se baña igual que un bebé: con agua tibia y shampoo de guagua. Y eso no es todo, porque también se ha hecho buenas migas con su hermano perruno, Gin.
“Ayer los vi jugando. Igual llevamos pocos días, pero hasta el momento todo ha sido bien lindo. Estoy acostumbrando a ambos para que se puedan relacionar mejor. Aunque Gin se pone un poco celoso cuando estoy cerca de la Matilda, por eso evito estar cerca de ella cuando está Gin”, señaló la ex reina del Festival de Viña.
Desde el diario popular, le preguntaron si no temía repetir la historia de Roxy, pero ella está segura de que no pasará nada malo. «Con la Matilda todo es distinto, porque su raza es especial para estar en casa, es una mascota. En cambio la Roxy era una cerdita que necesitaba estar en su hábitat. Además, yo recuerdo a la Roxy con amor y felicidad, entonces no tengo ninguna pena ni miedo», concluyó.