La nueva apuesta de La Red en la franja de las 21 horas ha generado una pauta interesante, proponiendo un espacio de conversación con diferentes invitados, quienes comparten en un ambiente informal con los conductores, y las dinámicas van fluyendo mientras el chef Max Cabezón prepara deliciosas recetas.
Una de las secciones de «Yo invito» es la ‘Galleta de la fortuna’, a la que tuvo que someterse ayer el actor Álvaro Gómez. Al azar, recoge galletas y saca distintos papelitos que proponen tópicos relacionados con su vida y con la contingencia.
Tras hablar de «Axé», «Matrimonio» y «Aborto», vino el momento de las revelaciones.
«Iglesia católica. ¿Qué significa para ti este concepto?», preguntó Ramón Llao.
La respuesta del actor sorprendió a los espectadores. «Creo que, como en la mayoría de las cosas, siempre hay buenas personas dentro de entidades como esa, que pueden ser tan cuestionables. Para mi gusto, la Iglesia Católica deja bastante que desear. Hay un sector que parece efectivamente mafia y tener tanta riqueza en un mundo de miseria me parece muy cuestionable», comenzó diciendo.
Y agregó: «Me tocó estar en un colegio católico y tener una que otra experiencia que te ayuda a cachar que de repente algunos curas no se comportan bien», aseguró.
«Le diría a los papás que tengan mucho cuidado de dónde están llevando a sus hijos y hacer un seguimiento siempre porque hay muchos colegios en que el cura tiene la potestad de ir a la sala, tocar la puerta y decir ‘sabe que quiero hablar con ese niñito porque me interesa analizar no sé qué asunto’ y lo lleva a su oficina. Los profesores no dicen nada y hacen vista gorda a eso», reflexionó Álvaro.
Y luego relató un episodio que le tocó vivir a él mientras estaba en el colegio. En su momento no lo comentó con adultos, pues no consideró que le hubiese generado un trauma. Sin embargo, al destaparse el caso Karadima, decidió hablar con su madre sobre lo que había pasado. «Yo lo asumí como algo normal, y no fue tan heavy. Siempre tuve harto carácter y era bien desordenado. No tengo idea cómo discriminan ellos para abordar a uno y otro menor. En mi caso, este tipo llega y me dice ‘estoy trabajando con niños vulnerables y de alto riesgo, con problemas de nutrición. Lo que estoy haciendo es comparar masa muscular y el cuerpo de niños que están súper bien alimentados como tú», relató.
Según la historia del actor de «Amanda», el sacerdote anotó cosas en su computador y luego le pidió tomarle medidas a diferentes partes de su cuerpo: la espalda, brazos y piernas; lo que Álvaro habría sentido efectivamente como un acoso.