La noche del domingo salió al aire por las pantallas de Mega el segundo capítulo de «Misión encubierta». Esta vez, ‘el infiltrado’ ingresó al Terminal Pesquero Metropolitano para dejar al descubierto una serie de irregularidades en la venta y mantención del pescado que se consume principalmente en la capital, además de las pésimas condiciones de higiene y seguridad al interior del lugar.

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El periodista se disfrazó como un empresario pesquero interesado en hacer negocios a bajo costo, lo que le permitió investigar detalladamente el mecanismo que utilizan los comerciantes para evitar la fiscalización de Sernapesca y así ingresar pescado ilegal, el que además almacenan en camiones viejos cuya ‘refrigeración’ no es eléctrica y solamente consiste en rodearlos de hielo por 10 o más días.

A esto se suma el hecho de que el producto pasado (en evidente estado de descomposición) se vende de igual forma, pero por fuera.

El investigador registró además la falta de higiene del lugar donde los productos son manipulados sin ninguna preocupación real por parte de los encargados. Por eso, envió algunas muestras para analizar en el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) de la U. de Chile.

Ahí, hallaron microorganismos altamente peligrosos para la salud humana y no aptos para el consumo. Por lo mismo, entregaron indicaciones a la población para reconocer un pescado realmente fresco de otro que lleva varios días fuera del mar.

Entre las 22:38 y las 23:45 de la noche, el reportaje obtuvo un promedio de 26,2 puntos de rating, con varios peaks de 30. Su competencia más cercana -Canal 13, «En su propia trampa»- promedió 12,6.

El hashtag #AlgoHueleMal fue tendencia nacional y mundial en Twitter, donde la gente manifestó su molestia por la falta de fiscalización por parte de las autoridades a cargo.

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