Alejandra Araya ha tenido que trabajar como nunca para dar vida a un personaje tan dañado como Isabel Quiroga en la teleserie «Perdona nuestros pecados».
La esposa del doctor Gerardo Montero mantiene una extraña relación con su padre, el villano de Villa Ruiseñor. Un vínculo obsesivo que ha sido ampliamente comentado en las redes sociales, pues lo cela y tiene acercamientos que distan mucho de lo que debiera ser el comportamiento de una hija.
«Isabel es una mujer muy sola, una niña muy sola. No tiene amigos, se lleva mal con sus hermanos, tiene una mala relación con su mamá. Por lo tanto, Armando ha sido el pilar. Su vida completa gira entorno a su papá. Lamentablemente, él es un hombre muy manipulador que no sabe querer de manera genuina. Al final, ella es el reflejo de su padre: es manipuladora, no tiene habilidades afectivas y se relaciona con la gente desde ese lugar», comentó la actriz en una entrevista con el portal de Mega.
La joven asegura que su personaje fue marcado por la violación que sufrió cuando niña, y la única forma de que aterrice en la realidad es que asuma que su padre no es la persona maravillosa que ella cree que es.
De hecho, siempre la vemos defender a Armando hasta en las circunstancias más insólitas, pero unas semanas atrás el público quedó sorprendido con una escena en particular donde padre e hija se besan en la boca.
«Esto no es lo más impactante que veremos de Isabel. Todavía falta un proceso mayor. Se viene un período más intenso donde vamos a ir profundizando a los personajes», reveló Alejandra.
Lo cierto es que la profesional se ha esforzado por dar credibilidad a su rol en la nocturna de Maga. «Yo soy muy obsesiva con mi trabajo, me gusta muchísimo lo que hago y pienso en cómo abordarlo, cómo darle profundidad. Veo la teleserie para ver si funciona lo que estoy haciendo», comentó en la misma entrevista.
Para llegar a casa deprendida de este atormentado personaje y no mimetizarse demasiado con Isabel Quiroga, la actriz practica hace cuatro años Kalaripayatuu, un arte marcial de la India. Además, dice que que comenzó a tomar clases de baile con la ex bailarina de «Rojo», Constanza Azúa. «Son cosas que me desconectan de la rutina», dice.
Pero ¿cómo dar vida a un personaje tan detestable para el público como lo es la hermana mayor de María Elsa?
Alejandra cuenta que ha sido un gran desafío, pero no ha estado sola. Además del apoyo del resto del elenco, ha trabajado de la mano de un psicólogo y también con un psiquiatra «para entender cómo funciona la cabeza de esta mujer, que no ha tenido una vida feliz y le han pasado muchas cosas en su vida que le han afectado. Pero estoy muy contenta, muy feliz trabajando para seguir aprendiendo y disfrutando», concluyó.