Durante sus años de carrera televisiva, Pamela Díaz no ha tenido problema en hablar de las intervenciones que ha hecho para mejorar su físico, ya sea la abdominoplastía o las liposucciones localizadas, además de los implantes mamarios.
Sin embargo, la ‘Fiera’ nunca había hecho retoques en su rostro… hasta ahora, que decidió, después de mucho pensarlo, inyectarse bótox. «Lo que más me frenaba era ver esos resultados en otras personas que quedaban ultraestirados. Yo no quería ni podía quedar así. Hasta que mi mamá se lo hizo y vi que le quedó bien», reveló al diario Las Últimas Noticias.
El paso lo dio hace dos meses, cuando llegó a la Clínica Essenza con el objetivo de que su rostro y sus ojos se vieran menos cansados, considerando que volvería al horario matinal con «Viva la pipol».
Entre las cosas que la motivaron a hacer esta intervención está su edad: Pamela cumplió 38 años. «Tengo un compañero en el programa que se ve más joven, más flaco, estupendo (Jean Philippe Creton), entonces eso me empuja a verme bien», reconoció en la entrevista.
«Quería algo suave, que atenuara mis patas de gallo y las arrugas de la frente, así que el doctor me dio 16 pinchazos entre el borde de los ojos y el entrecejo. El proceso fue muy corto, estuve menos de 15 minutos», explicó también, agregando que el resultado en primera instancia no le gustó, pues sintió que había perdido la expresión.
«Los primeros 15 días la piel te queda súper tensa. Me sacaba hartas fotos y ninguna me gustaba. También sentía las cejas tensas y la frente no se me podía arrugar. Trataba de enojarme y no podía», dijo la animadora de Chilevisión.
Sin embargo, pasado ese período inicial, el tratamiento le encantó: desaparecieron algunas líneas y la piel se puso más luminosa. Ahora, asegura que irá feliz a hacerse los retoques.
Aunque quería evitar el típico comentario «algo te hiciste», hubo gente que se dio cuenta del cambio, pero ella cree que es bastante natural. Además, según señaló el cirujano que la atendió -el doctor Vicente Sánchez-, los efectos debieran durar de 8 meses hasta un año, lo que dependerá de si gesticula mucho o habla con el rostro.