La noche del domingo, Álvaro Ballero visitó el estudio de «Primer Plano» para hablar con Julio César Rodríguez sobre el fin de su matrimonio con Ludmila Ksenofontova, luego de 17 años juntos y con cuatro hijos en común. El ex chico reality se mostró profundamente afectado al abordar el término de su relación.

Durante la entrevista, Ballero decidió abrirse y explicar las razones detrás de la separación. Ante la pregunta directa sobre si el fracaso se debía a él, a la relación o a su proyecto de vida, el animador asumió su responsabilidad y reconoció que los problemas económicos también jugaron un papel importante: «Creo que me equivoqué muchísimo», confesó.

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El mea culpa de Álvaro Ballero tras el fin de su matrimonio

Ballero explicó que, al intentar dejar atrás la etiqueta de «chico reality», se volcó completamente al trabajo: «Trabajaba de lunes a viernes desde las 8 de la mañana y llegaba siempre después de las 10 de la noche. Y los fines de semana decía ‘tranquilos, yo voy a trabajar’ y me metía en mi computador».

Su objetivo de mantener un estilo de vida cómodo y lujoso terminó siendo difícil de sostener. Ballero relató que, en ocasiones, ni siquiera podía llegar a fin de mes sin pedir ayuda a su padre: «Yo no tenía cómo vivir. Mi papá me apoyó. A veces, para comprar las colaciones de los niños, ‘depósitame veinte lucas’. Mi papá no es millonario, vive de su jubilación», contó. Además, reveló que su hermana mayor cubrió durante un año los gastos del colegio de los niños, mientras enfrentaban deudas y la presión de los bancos: «Si no vendía la casa, decía ‘nos vamos a ir a la calle’. Arrastro una deuda muy importante. Siempre quise darle a mi familia la mejor educación y calidad de vida, quizás más allá de nuestras posibilidades», explicó.

Ballero admitió que su intento de ser el proveedor perfecto lo llevó a tomar decisiones que no siempre fueron las más adecuadas, tanto económicamente como en su rol familiar: «No debimos haber llevado a los niños al colegio que los llevamos, debimos optar por uno más económico. No debí vivir en la comuna que vivíamos ni tener el auto que tenía. Ludmila siempre me decía que debíamos llevar una vida más acorde a nuestra realidad», reconoció.

En conclusión, según Álvaro Ballero, su obsesión por mantener un estándar de vida elevado lo hizo descuidar su papel como esposo y padre, provocando tensiones que finalmente influyeron en el término de su matrimonio.