A través de su cuenta de Instagram, la periodista de Mega, Claudia Salas, reveló que padece depresión endógena. Enfermedad que la tuvo con licencia médica durante 42 días y que le fue diagnosticada cuando tenía 25 años.

Cabe señalar que la depresión endógena es la que se crea dentro de nuestro cerebro, sin necesidad de que exista un factor externo y que suele depender, en la mayor parte de los casos, de cambios fisiológicos en el cerebro. Por otra parte y, según consigna el sitio de Red Clínica, presenta síntomas como: falta de energía que generalmente dura más de dos semanas, trastornos del ánimo y además se pueden tener ideas que impiden al individuado seguir con su vida normal.

Tema que la profesional quiso visualizar a través de redes sociales, ya que las enfermedades mentales van en aumento en nuestro país, pero no se les da la vitrina que requieren.

«De luz y de sombra. Todos tenemos cargas, todos tenemos nuestros demonios. Algunos más que otros. La salud mental es algo que no solo nos debe preocupar, también ocupar. Porque no es fácil, porque aunque no siempre se vea, existe. Y porque las enfermedades psiquiátricas son eso: enfermedades. Tengo depresión endógena, entre otras cosas que no detallaré. La he tenido toda mi vida. Está latente y a ratos toma más fuerza», primero escribió Claudia en su cuenta.

Y luego agregó: «Si hablo de luz y de sombra es porque les aseguro que ninguno de ustedes pensó que yo vivo gran parte del tiempo con una angustia que a veces literalmente no me deja respirar. No digo esto para victimizarme, porque no soy una víctima. Lo digo para que ojalá todos podamos ser más empáticos, porque detrás de una sonrisa hay tantas cosas que no vemos».

Salas dijo además que quiso hacer visible su enfermedad porque muchas personas deben lidiar con una depresión solos, y este testimonio les puede servir de ayuda.

«Lo digo también porque quizá hay mucha gente que como yo, lo pasó mal en silencio o pensó que ese sentimiento y esos pensamientos eran normales durante mucho tiempo. Como yo, que tenía esta enfermedad desde niña y fui diagnosticada a los 25 años. Sepan que no es normal, y que no es necesario sufrir en soledad y tener que esconderlo para siempre», indicó.

Relato que finalizó haciendo un llamado a prestar atención a esta enfermedad, ya que es muy importante seguir un tratamiento que permita a las personas recuperar nuevamente su vida.

«Puedo decir por mi experiencia que un diagnóstico y un tratamiento adecuados pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Literalmente. En mi caso, algún día lo fue. Y cuando eso pasó sentí alivio y sentí rabia. Porque hay miles de personas en Chile que no tienen acceso a tratamientos, porque son carísimos (cuando empecé a trabajar gastaba 3/4 de mi sueldo en tratarme), y también por desconocimiento. Con esto tampoco quiero decir que haya un remedio mágico. Muchos pierden la batalla… Porque uno trata de ayudarse. De sonreír, de ayudar a los demás. Incluso de hacerse la tonta. Pero llega un punto en que ya no se puede, y nuestro cuerpo nos avisa que hay que parar. Y cuesta entender que nosotros estamos primero. Antes que el trabajo, por ejemplo. Que nuestro cuerpo y nuestra mente son lo más importante que tenemos.  No todos entienden estas enfermedades, a veces ni siquiera nuestra familia, pero siempre va a haber alguien que los va a escuchar. Busquen su propia red de apoyo. Y ayúdense», fue parte de lo que escribió la periodista de Mega, recibiendo todo el apoyo de sus seguidores.

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De luz y de sombra. Todos tenemos cargas, todos tenemos nuestros demonios. Algunos más que otros. La salud mental es algo que no sólo nos debe preocupar, también ocupar. Porque no es fácil, porque aunque no siempre se vea, existe. Y porque las enfermedades psiquiátricas son eso: enfermedades. Tengo depresión endógena, entre otras cosas que no detallaré. La he tenido toda mi vida. Está latente y a ratos toma más fuerza. Las personas que tienen esta enfermedad me entenderán: no es que seamos débiles de carácter ni malagradecidos. He escuchado cientos de veces “pero si eres linda, inteligente, tienes gente que te quiere, tienes trabajo bla bla…” literalmente BLA. Porque eso suena en nuestras cabezas mientras tratan de ayudarnos con palabras de aliento que lamentablemente no hacen nada. Si hablo de luz y de sombra es porque les aseguro que ninguno de ustedes pensó que yo vivo gran parte del tiempo con una angustia que a veces literalmente no me deja respirar. No digo esto para victimizarme, porque no soy una víctima. Lo digo para que ojalá todos podamos ser más empáticos, porque detrás de una sonrisa hay tantas cosas que no vemos. Lo digo también porque quizá hay mucha gente que como yo, lo pasó mal en silencio o pensó que ese sentimiento y esos pensamientos eran normales durante mucho tiempo. Como yo, que tenía esta enfermedad desde niña y fui diagnosticada a los 25 años. Sepan que no es normal, y que no es necesario sufrir en soledad y tener que esconderlo para siempre. Puedo decir por mi experiencia, que un diagnóstico y un tratamiento adecuado puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Literalmente. En mi caso, algún día lo fue. Y cuando eso pasó sentí alivio y sentí rabia. Porque hay miles de personas en Chile que no tienen acceso a tratamientos, porque son carísimos, (cuando empece a trabajar gastaba 3/4 de mi sueldo en tratarme) y también por desconocimiento. Con esto tampoco quiero decir que haya un remedio mágico. Muchos pierden la batalla. Hace un par de meses de hecho perdí a una de las personas con las que crecí por esta enfermedad. (Sigue en la sección de comentarios)

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