Hace cinco años César Campos comenzó con un negocio familiar, con el objetivo de lograr «independencia», instalando una cafetería en Apoquindo 4821, logrando gran éxito. Las cosas iban bien para «FoodCrush», sin embargo todo decayó con el estallido social y luego la pandemia.
En conversación con Página 7 y el actual participante de «The Covers», entregó detalles de la drástica decisión que tomó producto de lo anterior: vender su cafetería.
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«Para los emprendedores no ha sido fácil, la pandemia fue muy dura, tanto en lo material como emocional», primero señaló el animador.
Agregando que enfrentar a los acreedores es un tema importante: «Deber para mí no es una tranquilidad, es una preocupación, entonces ha sido complejo, ya que el año pasado cerramos seis meses, ahora estamos tratando de sobrevivir dentro de lo que se puede, si bien comenzó una fase de apertura, igual no es que la gente salga corriendo a comer. Es difícil para todos el tratar de sacar adelante el proyecto a toda costa», comentó al respecto.
No obstante y a pesar del empeño que puso junto a sus cercanos, decidieron vender su negocio. «Está en venta, por un tema de mi mamá que atiende en el local, y se encuentra bien desgastada y nosotros también», reveló.
«En realidad no vale la pena hacer tanto esfuerzo por sacar adelante un proyecto cuando uno está muy cansado», complementó después.
César Campos también contó que a pesar de que las ventas mejoraron, no han sido suficientes para mantener el negocio, como anteriormente se necesitaba.
«Más que nada estamos optando por la salud mental, la tranquilidad emocional más que la plata que puede significar», reconoció el comunicador.
«Mi mamá está jubilada, pero todavía tiene ganas de hacer cosas, más que nada es darle un nuevo rumbo a la vida, es salir de algo para poner las energías en otra cosa», añadió después.
Finalmente y tras tomar esta difícil decisión, el animador lanzó una fuerte crítica contra el Gobierno, por la poca ayuda que ha entregado a los emprendedores.
«El Gobierno se olvidó de los emprendedores, llegó tarde. Dejó muy botadas a las personas, porque con las grandes compañías, pucha, llegaron a un acuerdo altiro. Dejaron que los emprendedores estuvieran a su suerte, que se rascaran con sus propias uñas y si tenían que cerrar, mala suerte no más. El levantar un local cuando es familiar, es más que un lugar de transacción de productos, hacer un negocio es un desarrollo y proyecto personal», cerró.