Difícil es la infidelidad para todos los involucrados, pero Francisco se abrió y contó su traumática experiencia en el programa Mujer Glam, de UCV-TV, que gracias a Glamorama puedes leer aquí:
Ana Sol Romero: “¿Te fueron infiel a ti?”
Francisco Kaminski: “Sí, una vez. Fue trágico, porque yo estaba muy enamorado”
Romero: “¿Esto fue hace mucho tiempo?”
Kaminski: “Fue hace mucho tiempo, estaba en la universidad. Estaba muy enamorado, llevaba casi cuatro años de relación y yo pensaba que era la mujer de mi vida. Creía que ahí me quedaba.
“En ese tiempo, cuando joven, uno también tiene mucha más esperanza y yo me acuerdo que trabajaba en la Radio Bio-bio y hacía un programa en la noche que se llamaba En la Noche Somos Más, y terminaba a las 12 de la noche.
“Un domingo termino a las 12 y el radio controlador me dice ‘¿te podí quedar? Que tengo un problema y quiero conversar con alguien’. A esa hora en la radio no había nadie y yo, que he sido cercano a todos los cabros, ‘ya me quedo’. Con mi polola me había despedido a las 9:30, 10 de la noche. Me dijo que se iba a acostar, que era domingo, que estaba cansada, entonces ya, chao, chao.
“Yo iba en moto en ese tiempo, y me quedé con el radiocontrolador hasta la una y media. Iba por la calle Manuel Montt y, de repente, llego a un semáforo y me toca la roja. Paro y había otro auto y yo. El auto era el mismo que tenía mi polola en ese tiempo.
“Nunca lo asimilé, pero tenía en mi mente que ella estaba acostada. Miro a dos personas que se estaban entregando amor. A mí me llama la atención eso, pero todavía no caía”.
Romero: “Quiero contextualizar: ¿La mujer manejaba, el hombre?”
Kaminski: “La mujer manejaba, pero los dos compartían fluidos en el centro del auto. Se veían lenguas para allá, lenguas para acá, y yo mirando. ‘¡Qué bonito!’, decía yo. Lo más bonito de esto es que yo me quedo pegado. Ellos no se dieron cuenta, ni yo tampoco, que el semáforo estuvo en verde. Entonces vuelve a ponerse en rojo.
“Pasó un rato. Había una entrega importante de amor. De repente yo miro y digo ‘esa cara la conozco’. Me pego el alcachofazo y veo que es mi mujer, mi polola durante cuatro años. Me saqué el casco y le quebro el vidrio de atrás del auto. Porque yo dije ‘aquí uno tiene que marcar un presente, porque si no, uno está loco… Es que tiene que enterarse que yo los vi’.
“Los dos se asustaron como si hubieran visto al Diablo, y aprieta el acelerador y sale volando. Eran la una y cuarto de la noche y pasan Manuel Montt con Bilbao con rojo, lo cual debería haber sido sancionado. Yo quedé en esa esquina cerca de 45, 50 minutos, en shock. Tuve que bajarme de la moto, me tiritaban las rodillas, no lo podía creer… El casco quedó botao. Caminaba para allá, caminaba para acá. Lloraba.
“No la vi nunca más. O sea, sí la vi cuando ella trató de buscarme nuevamente, después de un tiempo. Porque, aparte, yo estuve mal, en un proceso muy mal y luego yo traté de buscarla y ella, como cacho que había cometido un error, no me pescó en su momento. Después yo cerré el ciclo y trató ella de buscarme a mí. Y ahí yo no… La confianza es una. Es un poder que siento que uno entrega cuando uno comienza una relación.”