Hace unas semanas se confirmó el sensible fallecimiento de Miguel Ángel Russo, histórico técnico de Boca Juniors, quien durante años luchó contra un cáncer de vejiga y próstata. Tras su partida, el DT de 69 años recibió emotivos homenajes, entre ellos el de su hijo Ignacio Russo, quien rompió en llanto en la cancha tras anotar un gol.

Tal como lo había solicitado el propio Russo, sus cenizas fueron esparcidas en La Bombonera, en una ceremonia íntima que contó con la presencia de sus familiares más cercanos y miembros del club.

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Además, las cenizas de Russo también fueron depositadas en el Estadio Uno de Estudiantes de La Plata, el único club que defendió como futbolista. Lo mismo ocurrió en el Estadio Ciudad de Lanús.

No serán los únicos lugares: también se confirmó que parte de sus cenizas será depositada en el Gigante de Arroyito, según informó el presidente de Rosario Central.

Este emotivo homenaje refleja el legado de Miguel Ángel Russo en el fútbol, reconocido por su exitosa trayectoria, su cercanía con jugadores y colegas, y su compromiso con el trabajo en equipo en todos los clubes que dirigió.