El pasado miércioles, Universidad de Chile quedó eliminada de la Copa Chile tras empatar 2-2 ante Curicó Unido en el Estadio La Granja. El resultado global terminó 4-3 a favor de los albirrojos, que ya habían ganado 2-1 en la ida.

Lo que más llamó la atención fue que estos duelos —correspondientes a los octavos de final del tradicional torneo— se jugaron con semanas de anticipación. Oficialmente, estos encuentros estaban programados para el 1 y 2 de julio.

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¿La razón? Según informó Emisora Bullanguera, fue la propia ‘U’ la que pidió adelantar la llave, pensando en su calendario y planificación. El club azul organizó su agenda para que el plantel tuviera vacaciones a comienzos de julio, justo después del duelo frente a Deportes Iquique por el cierre de la primera rueda, pactado para el 21 de junio.

Tras ese descanso, la agenda considera partidos clave: el 5 de julio ante Unión Española y el 12 frente a Colo Colo, en el postergado Superclásico del fútbol chileno.

Pero el plan no salió como esperaban. La decisión de jugar antes —con varias bajas por las convocatorias de la Selección Chilena— terminó pesando, y Gustavo Álvarez no pudo contar con varios titulares. El resultado: eliminación ante un Curicó Unido.

Con la eliminación consumada, ahora Universidad de Chile deberá cambiar el chip y enfocarse en lo que viene: por un lado, seguir peleando en el Campeonato Nacional y, por otro, preparar con todo su participación en la Copa Sudamericana