El 25 de mayo fue la última vez que Katherine Orellana compartió en sus redes una foto con Jorge Cáceres, el hombre con el que contrajo matrimonio en secreto el pasado mes de enero, a pesar de los escándalos por drogas en los que se vieron envueltos.

A principios de este mes, sin embargo, volvimos a saber de ellos, esta vez porque fueron nuevamente detenidos por Carabineros por un episodio de violencia intrafamiliar. En esa oportunidad, ambos presentaron versiones de los hechos muy diferentes, por lo que finalmente se separaron.

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Posteriormente, en el estelar «Primer Plano», la ex chica «Rojo» señaló no estar arrepentida de haberse casado con ese hombre, pero sí de haber permitido que su hijo lleve ahora su apellido, pues nació de ella la necesidad de imponerle una figura paterna.

Ahora, Jorge Cáceres enfrenta un escenario complejo, pero por la fuerte acusación que se está viralizando en redes sociales.

A través de Facebook se dio a conocer una funa luego de que el pasado fin de semana el hombre supuestamente drogara a una mujer para luego golpearla y robarle sus pertenencias.

Y eso no es todo, porque la denuncia fue hecha ante la policía y en este momento estaría siendo buscado por la PDI.

«Él está súper enfermo. Está en un consumo activo de droga, pegado en la pasta base. Yo me quiero separar de esto porque estoy en tratamiento y se dice que es una relación codependiente. Él no deja de consumir y yo me tengo que alejar de él. Inventa que yo tengo parejas y me amenazó con decirle a los medios que yo era lo peor», dijo hace un tiempo la conocida cantante, dando a entender que las conductas agresivas las viene desarrollando Jorge hace tiempo.

El programa «Intrusos», de La Red, se puso en contacto con la supuesta víctima, quien relató lo ocurrido a través de un contacto telefónico.

Ella había salido el viernes en la noche con unos amigos que la invitaron a tomar algo al Cerro San Juan. Allí compartieron unos tragos y estaba en el grupo el mencionado Jorge Cáceres. Sin conocerlo, la mujer le pidió que la llevara a su casa, pues los demás se habían ido, y en el rato con él se pudo dar cuenta de que puso algo en su bebida.

«Cuando nos dirigimos abajo, pierdo el conocimiento a pocos instantes, unos 10 minutos. No reaccioné como hasta el sábado en la tarde. Vine a despertar en un lugar donde me tenía abandonada, le llaman la San Ramón, y me despierto llena de vidrios. Recordé que lo habían baleado, pero yo estaba totalmente drogada. Él se acercaba y me decía que si yo hablaba iba a matarme. Necesitaba que yo sacara plata de alguna cuenta. Lo que él quería era comprar drogas», relató la presunta agredida.

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