Hace algunos años el periodista Augusto Góngora fue diagnosticado con Alzheimer, enfermedad degenerativa que lo alejó de la televisión, pues fue un histórico rostro de TVN.

Sin embargo, durante esta cuarentena su estado ha empeorado, así lo reveló recientemente su esposa, la actriz Paulina Urrutia en conversación con LUN.

Lee también: Daniel Fuenzalida y salud de su madre: «Está en una UCI»

La ex ministra de las Culturas y Artes contó que su esposo ha tenido un deterioro progresivo durante estos meses, a lo que se suma la poca actividad social que ha tenido. Recordando que debido a su enfermedad, es considerado un paciente de riesgo frente a la Covid-19.

«Ha sido terrible, he necesitado apoyo anímico que nunca pensé que iba a requerir. Ha sido devastador ver cómo la enfermedad avanza. El Augusto tiene ahora más de un 80% de deterioro funcional y requiere apoyo para todo. Necesita desde que le dé de comer hasta que lo acompañe al baño. Tiene que haber políticas públicas para que ayuden a las personas con Alzheimer con sus terapias kinesiológicas. Él hacía pilates tres veces por semana y contaba con seis horas de terapias ocupacionales repartidas entre martes y jueves. Con la pandemia no pudo ir nunca más al parque ni a los museos, porque es un adulto mayor y corre más riesgo de contagiarse», señaló Urrutia.

Agregando que «el es feliz cuando camina. Yo le digo El Alcalde, porque saluda a todas las personas. Una vez por semana vamos a comprar al almacén del barrio, donde tiene menos riesgo de contagio. Pero como no comprende nada de lo que está pasando, cuando le pongo la mascarilla se enoja y le da una pataleta. Me dice yo no quiero nada con usted, señora. Tú no sabes la angustia y el dolor que me provoca eso. A veces me dice quiero ver a mis amigos y tomarme un café con ellos, quiero irme a mi casa. Es muy terrible verlo angustiado. Él es una persona tan emblemática, que jugó un papel tan importante en recordar los episodios más oscuros de la dictadura para no volver a repetirlos. Es importante que sus últimos años los pueda vivir con dignidad».

Contexto en que indicó que ella se hace cargo de los cuidados a tiempo completo, lo que ha provocado algunas complicaciones que han tenido ambos como familia.

«Aparte del deterioro funcional, con la cuarentena el Augusto pasó a vivir cuadros de demencia, con no comprensión de la realidad. Esto empezó a manifestarse a los 62 y llevamos así seis años. Para mí ha sido aprender a recordar que se acerca la muerte, que es un momento maravilloso para descubrir cómo hemos vivido. Nosotros alcanzamos a entrar en el Auge con esta enfermedad, pero aún así hay un poder de empobrecimiento terrible porque se pierden oportunidades de trabajo. Hemos recibido el apoyo económico de los hijos de Augusto», confidenció.