Esta mañana les contábamos que Ramón Llao utilizó su cuenta de Instagram para referirse a un episodio de violencia que protagonizó hace más de 20 años con la pareja que tenía en ese entonces.
Su declaración fue porque una periodista del sitio El Desconcierto lo llamó para comentarle que muy pronto se publicaría el relato de su ex, así que él decidió adelantarse y señalar que no negaría los hechos ni trataría de justificarlos, pues ocurrieron también debido al excesivo consumo de alcohol y drogas ilícitas, y posteriormente -arrepentido- se aseguró de que nunca volviera a pasar algo así.
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«Recuerdo con claridad lo sucedido. Una situación que de haber estado en nuestras manos y nosotros en nuestros cabales, jamás debió haber ocurrido. No quiero referirme al hecho con eufemismos, no quiero justificar mi actuar, no quiero explicar lo inexplicable… Uno no puede borrar el pasado, pero sí puede elegir qué camino tomar en el futuro… No estoy orgulloso de escribir esto, al contrario, estoy profundamente conmocionado, avergonzado y dolido», fueron parte de sus palabras.
Claudia Moreno, actriz, fue quien comentó con detalles el crudo episodio que incluso la llevó a pensar que moriría a manos del hombre que amaba.
Se conocieron en 1998, a los 27 años, en la casa de Berta Lasala. Claudia estaba separada y vivía en un departamento en Ñuñoa con su hijo pequeño. Durante dos años, asegura que las cosas con Ramón Llao funcionaron con normalidad. «Nos llevábamos re bien, me encantaba, él era muy entretenido. Me llamaba la atención que tenía una cosa medio arribista y le gustaba estar con gente famosa, pero nunca hubo violencia hasta ese día».
Por lo mismo, las agresiones resultaron incluso más impactantes para ella. «Él nunca se comportó así. No soportaba que me miraran, pero nunca lo vi como algo malo. Nunca fue agresivo, era muy bueno para la talla, súper choro», detalló. «Yo notaba que era celoso con otras personas cuando me miraban y me parecía casi como una señal de me quería. Así era la época».
Ese día, la pareja fue invitada a la casa de Berta Lasala, quien les presentaría a su pareja de ese tiempo: Marco Enríquez-Ominami. De regreso tras esa reunión, discutieron respecto a la importancia de MEO, ya que para Ramón era un gran acontecimiento, mientras que Claudia no le daba mayor importancia.
Al llegar al departamento, pasada la medianoche y con el ánimo tenso por el debate, sonó el teléfono fijo. Quien llamaba a Claudia era un ex pololo que había tenido años atrás, y se quedaron conversando para ponerse al día con sus vidas. Fue eso lo que provocó la furia de Llao.
«Se indignó tanto tanto… Me dijo ‘quién te llamó’, yo le respondí que Pablo, y me insistió quién era. Le dije que era un ex pololo muy antiguo y me reclamó que por qué me llamaba. Fue in crescendo la violencia. ‘Pero por qué te llama a esta hora’, me insistía», contó la mujer que hoy en día tiene 50 años.
Ramón había consumido alcohol y cocaína. Ella también había bebido. Las cosas se salieron de control y comenzaron las agresiones. «Para mí fueron tres horas de puros golpes, aunque ahora no sé si pudo pegarme tanto rato, porque fue mucho. No me podía mover. Me tiró al suelo —por suerte mi hijo se quedó esa noche con su papá—, pero había un cuarto entre el clóset y la puerta de salida donde quedé inmovilizada. Estaba ahí y eran patadas, golpes de puño y otra vez patadas… entendí que no me podía defender», relató Claudia.
Y agregó: «En algún momento eran muchos golpes en todas partes, en la cabeza y en los brazos. Me acuerdo siempre de las patadas: me invalidaba que me pateara. La fuerza no te da. Yo pensaba ‘aquí voy a morir’. Cuando te está sacando la cresta un hueón, es imposible hacer algo».
«Me decía ‘maraca, puta de mierda, por qué te llama a esta hora’ y venía otro golpe. ‘Porque nadie te tiene que llamar’, golpe. ‘Dame el nombre de ese hueón porque lo voy a matar’ y golpe. Yo estaba en shock. Nunca había visto eso en él porque era un encanto. Yo me enamoré de una persona encantadora», siguió añadiendo.
De pronto, el actor se detuvo y le dio la espalda. Claudia cree que pudo estar cansado de la golpiza. Ella aprovechó el momento para correr a encerrarse en el baño. «Gracias a Dios el pestillo nunca se abrió, porque él golpeó y golpeó hasta que comenzó a partirse la puerta. Le pegó por más de media hora y se escuchaba que iba a buscar otro elemento para poder abrir», recuerda.
«Sal de ahí, maraca», le decía él mientras golpeaba lo que encontraba contra el baño. Pero eso no fue todo, porque además destrozó todo a su alrededor: cortinas, sillones, televisor y equipos electrónicos. El episodio terminó solo cuando su colega Manuel Peña llegó al lugar con su polola de ese tiempo. Él sacó a Llao y la joven ayudó a Claudia Moreno con sus lesiones.
Sus hermanos fueron quienes la acompañaron en la ambulancia camino a la Clínica Alemana. «Estuve la tarde y la noche internada. Vi las luces de la ambulancia y mi mamá iba al lado, me decía ‘quién te hizo esto’, ‘por qué’. En un minuto me fui y vi ese túnel que todos ven, esa luz blanca, y yo pensaba ‘no me quiero morir’. Ella me ayudó a volver. Fue horrible, lo peor que me ha pasado en la vida», relató con voz quebrada.
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