Anoche se vivió por las pantallas de Canal 13 el esperado final de la teleserie «Pacto de sangre», que mantuvo a los televidentes con los pelos de punta durante nueve meses para saber si los protagonistas pagarían o no por la muerte de Daniela Solís.

En efecto, dos de ellos terminaron en la cárcel: Marco (Néstor Cantillana) y Raimundo (Pablo Cerda). Sin embargo, los otros dos no llegaron a enfrentar la justicia, pues murieron antes. Gabriel, a manos de uno de sus amigos, mientras que Benjamín tuvo el peor castigo: fue apuñalado por su propio hijo, y lo último que vio antes de caer a la piscina fue la mirada de odio y asco de Ignacio, quien supo toda la verdad.

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Pero hubo una villana que quedó libre de polvo y paja: Trinidad Errázuriz, quien terminó viviendo con sus hijos en la casa de Zapallar donde todo comenzó, y aseguró a todo el mundo que había actuado bajo amenaza de muerte y que su marido ahora estaba prófugo.

El equipo de guionistas (Catalina Calcagni, Diego Muñoz, Juan Andrés Rivera, Patricio Heim y Carla Stagno) aclaró a Las Últimas Noticias que esta decisión la tomaron a mediados de enero. «Siempre tuvimos claro que uno de los culpables debía quedar libre, porque nuestra historia siempre fue sobre la impunidad en Chile», explicó la líder del grupo.

Y agregó: «Durante el desarrollo de la escritura, empezó a quedar claro que Trini debía ser la que zafara, porque fue el personaje femenino más fuerte de la historia. Siempre luchó por sus hijos y su familia, por mantener el status quo como fuera, y lo consiguió».

Equipo de guionistas de «Pacto de sangre». Al centro, Catalina Calcagni.

«Este personaje era adorado por muchos seguidores que la bautizaron como ‘Queen Trini’. Para nosotros fue la forma perfecta de retratar la impunidad que hay para algunos. Ella usa un noticiario para decir que fue una mujer abusada, maltratada y amenazada por su marido. Ergo, lo que pasa en Chile con ese relato, Trinidad pasa a ser una víctima más y queda libre», señaló también el director de la apuesta, Cristián Mason.

Según los escritores de la historia, el rol de Ignacia Baeza era el único capaz de manipular todo a su favor para dar vuelta la historia. «En Chile existe cierto cinismo y facilidad para que las clases altas zafen de la justicia. Todos querríamos que existiera la justicia verdadera, pero la justicia es a medias», explicó Calcagni, mientras Mason agregó: «Ellos eran insalvables desde todo punto de vista. Nunca pensamos que podían quedar impunes».

Finalmente, y sobre los cabos sueltos por los que varios cibernautas reclamaron, el director apuntó a que la misión de la serie no es explicar lo que pasa con cada personaje.

«Uno cierra la historia central, el motivo principal. El resto queda abierto. A nosotros nos vio un público pensante y opinante. Que cada uno rellene el puzzle con lo que le gustaría», concluyó.