Cinco días han pasado desde que la Revista Sábado publicó un reportaje en el que ocho mujeres acusaban al cineasta Nicolás López de acoso laboral y abuso sexual, detallando situaciones que hoy en día son investigadas por fiscalía para establecer si constituyen efectivamente delitos que podrían llevarlo a la cárcel.

Desde entonces, el escándalo mediático ha seguido en aumento. Y mientras el director de «No estoy loca» anunciaba que dejaría su trabajo para no perjudicar a sus colaboradores y aseguraba haber sido «desubicado» e «imbécil», pero «no un abusador»; aparecían nuevas víctimas con potentes testimonios de maltrato psicológico, manipulación y conductas sexuales impropias.

Según publicó El Mercurio recientemente, López y su socio Miguel Asensio acordaron cerrar definitivamente la productora Sobras.

El marido de la actriz Paz Bascuñán creará una nueva productora con nuevos socios, todo esto con el objetivo de programar los proyectos que quedaron pendientes.

Con su reputación por el suelo, Nicolás López quiso jugar una última carta y, tal como consignaba esta mañana la Revista Capital, se habría puesto en contacto -vía telefónica y por mensajes de WhatsApp- con varias mujeres a las que conoció en el ámbito laboral.

Su objetivo era pedirles apoyo, pues quiere reunir firmas para una carta en la que pueda desmentir públicamente las acusaciones que recaen hoy en su contra.

Y aunque actualmente cuenta con la asesoría de la empresa Imaginacción para manejar esta crisis, lo cierto es que no le estaría yendo bien en su campaña, pues sus ex compañeras de trabajo prefieren no participar en su defensa, ya que no tienen claro si es o no culpable de los hechos mencionados por las denunciantes.

Además, el medio nacional señala que el director de «Qué pena tu vida» se encuentra refugiado en la casa de su madre.