El periodista y comediante Felipe Avello sorprendió a sus fans de Facebook al escribir una hilarante columna que acompañó de una particular foto en la que posa vestido de mujer.
«Yo sé que ustedes me ven diferente, me ven como un hombre, pero mi corazón y mi alma y todo lo que he hecho en mi vida, es parte de mi ser femenino: cuando le pegué a René Naranjo en el 2004, o cuando fui panelista de SQP en Chilevisión o Rey del Festival de Viña por Canal 13 en el año 2006. Todo tenía y tiene que ver con el hasta hoy escondido ser femenino. Me gusta ser mujer, me encanta ser mujer, pero, eso sí, sin perder mi genital (no quiero cercenarlo), lo que no es impedimento para desarrollarme como una mujer plena. Como hombre me sentía débil, loquito, chistosito; como mujer me siento fuerte, empoderada, emprendedora, cada vez con más voz y derechos. Además las personas que más admiro de toda la vida, siempre han sido mujeres. A saber: Susan Sontag, gran escritora, cineasta y ensayista estadounidense; Madame Curie, premio Nobel de Física y Química; María Elena Wood, documentalista chilena; Frida Kahlo, pintora mexicana. A la única que no admiro es a Teresa de Calcuta, quien con su imagen bondadosa sólo sirvió al poder y a los intereses del Vaticano, otra mafia como lo es también la Fifa. Como ven, como mujer tengo opiniones claras y convincentes. Hoy, a mis 41 años, estuve de cumpleaños el domingo, quiero enfrentar a la opinión pública de esta isla pasillo como la denominó el gran Roberto Bolaño, luciendo mi nuevo aspecto. Al fin comienzo a convertirme en lo que siempre quise ser: una mujer. No, no soy gay. Nunca he estado con un hombre, me gustan las mujeres, soy hombre probado; en el sauna del Hotel W conocí a un inglés, igual al vocalista de Marroon 5, y lo encontré espectacular de físico, pero no me dieron deseos de estar con él en la cama. Por eso sé que no tengo deseo de hombre, además estoy casado y tengo amantes, y soy bueno en eso, me lo han comentado harto. Incluso algunas se han sorprendido de las pantagruélicas dimensiones de mi virilidad. Además tengo la fortuna de nunca haber necesitado hormonas, ya que tengo ginecomastia que es el engrandecimiento patológico de una o ambas glándulas mamarias, en mi caso de la derecha. Les cuento amigos que disfruto de una sensibilidad tal, que el botón mamario con el solo roce de la yema de mis dedos, me provoca placenteras descargas eléctricas. Por eso les digo que estoy feliz, por primera vez puedo decir que estoy en confort conmigo mismo, porque así me quiero; ni sumisa ni devota, sino linda, libre y loca», escribió.
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