amaro gomez primer plano

Hace dos años Amaya Forch y Amaro Gómez-Pablos confirmaron su separación, pero desde ese entonces el periodista español nunca antes se había mostrado tan molesto con la actriz.

Puedes leer: Amaya Forch rompe el silencio tras denuncia contra Amaro Gómez-Pablos

Hace dos semanas Amaya Forch denunció a Amaro por violencia intrafamiliar, lo que enfureció al ex rostro de TVN, quien como nunca antes dio su versión de los hechos a «Primer Plano» de manera extensa; «No sabía. ¿Qué quieres que te diga? Estoy asombrado, estoy muy dolido, me apena. Jamás pensé que las cosas iban a llegar tan bajas. Nunca he hablado respecto a la madre de mis hijos. Creo que uno debe mantener una cierta civilidad, un cierto decoro y, pese a las diferencias que puedan existir, nunca estaré exponiendo a los niños».

Agregando; «La situación me apena, porque finalmente es información que, tarde o temprano, va a llegar a sus manos. Y además también porque lo encuentro impresentable. ¿Hasta dónde? ¿Cuáles son los límites?». «Porque la demanda, según entiendo, es por algo sucedido en un momento en que Amaya se lleva a los niños, cuando me correspondían a mí. Y cuando mi hija está hecha un mar de lágrimas. ¿Sabes? No me arrepiento en absoluto de haber entrado a la casa. Por cierto, yo no tengo prohibición de ingreso a la casa. Pero no entro por respeto, a casa que, por cierto, pago en su integridad».

Amaro también comentó; «A ver… Se va no solamente mi hija, se va también mi hijo conmigo. ¿Una madre que es violentada, acepta que un padre que acaba de violentar se vaya con los hijos? No se sostiene. ¿Una hija que ve a un padre que está violentando a la madre, se va después con ese padre? Tampoco. Además, existe una empleada doméstica, una nana, que estuvo ahí presenciando todo. Me gustaría escuchar su testimonio. Sabes que esto rebasa todos los límites y hay algo que en Chile es cierto y que es triste: Las mentiras no tienen consecuencias». Finalmente sentenció; «Es gratuito. Es innecesario. Pero sobre todo ¿sabes qué? No es rabia la que siento, es pena. Y no tengo nada más que añadir. He perdido la capacidad de asombro. ¿Qué viene después? ¿Abuso sexual de menores? ¡¿Qué?! ¡¿Qué viene después?! ¡¿Con qué más?!».