Este jueves, Canal 13 emitió un capítulo especial del programa «Vértigo», ya que tuvo entre sus invitados al ex participante del reality «Doble Tentación», Ignacio Lastra, quien entregó detalles del grave accidente automovilístico que sufrió y lo dejó con un 90% de su cuerpo quemado.

Luego de nueve meses de lo ocurrido, el joven quiso mostrar públicamente su nuevo rostro, como una forma de «renacer», tal como él lo indicó, pues estaba cansado del acoso de la prensa, ya que incluso algunos programas llegaban hasta su casa para grabarlo y obtener imágenes de cómo lucía tras el accidente.

Pero luego de conversar por varios minutos con Diana Bolocco y Martín Cárcamo, Nacho habló sobre los pocos recuerdos que tiene del accidente y del proceso que ha tenido que vivir este tiempo con su nuevo rostro, comentando: “Esta es mi nueva cara, para que se acostumbren. Al que no le guste, cambie el canal”.

Mira también: Las primeras imágenes a rostro descubierto de Ignacio Lastra después del accidente

Estas palabras  causaron una ola de comentarios divididos en redes sociales, ya que hubo una parte del público que lo trató de «arrogante» y «grosero».

Sin embargo, habría una explicación médica para la actitud del ex chico reality, en conversación con Página 7, el neurocientífico de la Universidad Santo Tomás, Orlando Villouta, comentó que lo de Ignacio Lastra podría responder a algo mucho más delicado.

«Desde la neurociencia cognitiva existe lo que se llaman las funciones ejecutivas, que es la capacidad que tenemos para planificar respuestas adaptadas al entorno, procesando la información que viene de él y de nuestra experiencia: monitorizar nuestro comportamiento, establecer metas y generar conductas acorde al contexto. Estas funciones ejecutivas radican en la corteza prefrontal» comenzó señalando el profesional.

«Cuando hay procesos hipóxicos corticales, que es falta de oxígeno en el cerebro producto de que él estuvo declarado muerto por 10 minutos, los trastornos psiquiátricos producto del accidente de esta red neuronal que sustenta estas funciones se pueden alterar, generando conductas no propias al contexto», continuó explicando sobre esta comentada entrevista en ‘Vértigo’.

En este sentido, Lastra podría tener un síndrome disejecutivo, síndrome frontal o también llamado de frontalización: “Puede generar una falta de control inhibitorio en lo que dice. Lo que le emerge desde el sistema límbico, que es el encargado de los impulsos, sin poder ‘filtrar’ acorde al contexto, muestra un comportamiento más desinhibido, a veces un poco agresivo, con frases o bromas que no son contextualizadas 100%”, comentó el neurocientífico.

Pero esto sería un largo proceso, y «se puede trabajar tanto farmacológicamente como con psicoterapia, para lograr hacer un proceso de neuroplasticidad adaptativa (reorganización de las conexiones neurales), para así estabilizar la red que sustenta estas funciones».

Por esto mismo, Orlando Villouta, aclaro que la situación no es tan simple como para catalogar a Nacho como «arrogante» o «prepotente», ya que «Hay que tomar conciencia de que hay muchas conductas atípicas que debiéramos poder pesquisar para consultar a tiempo. La sensibilización, entrega de información y atención oportuna en torno a este tema depende tanto de las políticas públicas de salud mental, como de los profesionales de la salud», finalizó.